La UEFA, a meses de la apertura para la candidatura de la organización de la Copa del Mundo del 2030, le soltó la mano a la RFEF.
La RFEF sueña con organizar la Copa del Mundo del 2030. De hecho, en los últimos meses un equipo de trabajo designado especialmente, recorrió diferentes puntos de España para relevar las sedes que pretenden ser seleccionadas para la propuesta final que compartirán con Portugal y Marruecos.
Sin embargo, en las últimas semanas la oferta conjunta entre Europa y África empezó a debilitarse.
Primero, con el escándalo que envolvió a Luis Rubiales y a Jennifer Hermoso, con aquel beso que el por entonces presidente de la RFEF le dio a la jugadora tras la consagración de La Roja en la Copa del Mundo femenina de Nueva Zelanda y Australia 2023.
A raíz de eso, el máximo promotor de la candidatura »España, Portugal y Marruecos 2030» fue cesado de su cargo en la entidad de su país como de su labor en la UEFA.
Encima, el torneo local se vio manchado por las nuevas revelaciones de la justicia sobre el Caso Negreira, el cual apunta al Barcelona con, en resumidas cuentas, el amaño de partidos.
Por una cosa y la otra, la UEFA en la semana anunció que cambió la sede de su congreso pautado para febrero de Madrid a París, sin dar mayores explicaciones, pero es claro que la polémica que invadió al fútbol español obligó al organismo a tomar distancia.
Para colmo, la FIFA sigue de cerca los casos de racismo que se dieron recientemente en LaLiga (como el de Vinícius Júnior en Valencia y en Mallorca) y considera, hasta entonces, que es el principal factor que le juega en contra para la elección.
Con este escenario, la UEFA sabe que la RFEF no está siendo el mejor promovedor de la intención del Viejo Continente por quedarse con el papel de anfitrión del certamen global del 2030. Por el momento, evalúa dejar pasar los meses y analizar las chances concretas a medida que se acerque el momento de la presentación que deben hacer en la FIFA en las próximas semanas.
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